PAOLA VIVANCO
CERAMISTA
Desde Lima, una ciudad de trece millones de Perú a La Alberca. Este el es viaje que le llevó a recalar en nuestras sierras desde hace más de un año. Lo cierto es que ya estuvo viviendo aquí anteriormente, once años atrás. Su historia resulta de lo más movida: nacida en Perú, y tras estudiar dos años Bellas Artes comenzó a trabajar en proyectos de restauración de iglesias precolombinas en el Valle del Colca, auspiciados por la Agencia de Cooperación Internacional Española. Allí coincidió con quien sería su marido, un cordobés licenciado en Veterinaria que también trabajaba en un proyecto de AECID. Durante los convulsos años de la autocracia de Fugimori, decidieron abandonar el país e instalarse en España. Su periplo les ha llevado a vivir en numerosas ciudades, determinadas por el trabajo como veterinario de Amaro Sánchez: Sevilla donde concluyó y validó sus estudios, Barcelona, Vitoria-Gasteiz, Córdoba, Madrid, Málaga, Zaragoza...
Artista multidisciplinar, trabajó la pintura incorporando pelo, alambre, usando telas bordadas, collage... Tras regresar a Perú en 2015, comenzó a trabajar la cerámica, una técnica que encuentra más intuitiva e inmediata, donde siempre queda espacio para la sorpresa, pues el momento de cocción en el horno siempre genera incertidumbre al ser múltiples las variables que influyen en el proceso, llegando a ser determinante qué piezas están situadas en proximidad. Piezas iguales pueden salir completamente distintas tras someterlas a temperaturas de mil y mil doscientos grados.
Paola se inspira en los artistas y técnicas precolombinos, concretamente de la cultura Chankay, que trabajaba mucho con óxidos naturales terrosos y negros, nunca con color. Pero también en el entorno que le rodea en el momento de la creación. Durante su actual etapa en La Alberca utiliza materiales propios de la zona para incorporarlos a las piezas, generalmente en los esmaltes de los acabados, mediante la obtención de pigmentos y óxidos procedentes del molido de piedras específicas del lugar.
Cuando camina por la naturaleza de la Sierra de Francia, las piedras se le asemejan a obras de los museos de arte abstracto, con su disparidad de formas, colores y texturas que luego procura trasladar a sus cerámicas.
Pese a realizar también objetos utilitarios, más fáciles de comercializar, Paola prefiere trabajar piezas de barro más livianas, con poco espesor, buscando una flexibilidad y dinamismo poco frecuentes en este tipo de elementos. Para ello incorpora materiales como pulpa de papel que mezcla con el barro fresco y le per-mite utilizar apenas una fina lámina de barro, que se sostiene gracias al papel añadido y le añade flexibilidad, papel que luego desaparece al ser expuesto a las altas temperaturas de cocción, manteniendo sin embargo todos los pliegues que le permiten jugar con los reflejos y sombras que la luz genera al incidir sobre los esmaltes y las diferentes texturas y tramas de la superficie. De esta forma al contemplar y levantar las piezas, se nos antoja que en realidad estuvieran hechas de tejidos o papel acercando la cerámica a la escultura.

El trabajo del barro se hace de forma intuitiva y las piezas van surgiendo de la propia manipulación. Rara vez precisa un proceso intelectual previo, como sí exigía la pintura, siendo este un arte más orgánico. Ahora los vecinos de las Sierras pueden acercarse al taller de Paola para participar en alguno de los talleres de iniciación que ofrece. También imparte este tipo de talleres en los colegios y en breve ofrecerá talleres de un fin de semana de duración para quien desee compaginar el disfrute de la naturaleza y plasmar esas experiencias en piezas de barro.
Paola se mantiene en contacto con toda una amplia red de artistas y creativos que podemos encontrar en la Sierra. También conoce a todas aquellas personas que, provenientes de otros países, han recalado en La Alberca. Vivir en un pueblo permite enlazar enseguida con personas que tienen tus mismos intereses y sensibilidad.
Su obra se vende en galerías de Perú y en breve comenzará en galerías de Madrid, además de las piezas que adquieren las personas que se acercan a su taller.
Paola disfruta enormemente del contacto con la Naturaleza que rodea a La Alberca. Piensa que este contacto sensibiliza a la gente que se sumerge en ella, enseñándole a contemplar de forma atenta y descubrir la belleza escondida.
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